domingo, 6 de noviembre de 2016

Sully




El "viejo, acabado y fascista" (algunas de las lindezas que le han dicho por varias de sus últimas películas, yo sus pequeños patinazos se los perdono a alguien que ha estado delante o detrás de las cámaras en un buen puñado de las mejores películas de la historia del cine desde 1964, se ha ganado el respeto con creces) Clint Eastwood sigue dando guerra a los 86 años, y sigue siendo más moderno que algunos pegaplanos actuales.

Sully puede considerarse si se quiere una obra menor en la filmografía de alguien que ha dirigido Sin perdón, Birdy o Million dolar baby, pero es una película excelente. Antes de verla, leí ayer una entrevista en que comentaba que se metió en el proyecto cuando vio que había una película en lo que ocurrió en la investigación tras el accidente aéreo y posterior rescate en el río Hudson de 2009. Le doy la razón, lo que en manos de otro director se habría convertido en una suerte de Aeropuerto 2009 (tampoco hubiese estado mal, pero hubiese sido más convencional), Eastwood lo lleva a su terreno (el del héroe desencantado enfrentado al sistema y en la fina línea que separa lo legal de lo ilegal, a veces no sé si Harry Callahan es un fascista o un nihilista desencantado crepuscular al que le faltan dos telediarios para convertirse en un villano) y ofrece la radiografía de un héroe común, sin necesidad de usar pistola, y con dudas en buena parte de la película de si ha hecho lo correcto (el flashback en el bar y los fantasmas-pesadillas de un choque en Nueva York post 11S planean en la primera parte de la película). Y en todo el filme hay dos cosas que llaman la atención: la falta de maniqueismo (los burócratas se muestran duros, pero cumplen con su trabajo, al igual que Sully, quien parece que pidió que no se les pusiese con villanos; también la alegoría encubierta del filme: creo que con toda la intención de viejo zorro, Eastwood está hablando de él mismo como cineasta, como héroe solitario enfrentado a unos cuantos gansos y a un programa de ordenador que le dice que está anticuado y que no hace las películas como deberían hacerse. Excelente interpretación de Tom Hanks (menos perdido que en Inferno, aquí con un buen personaje al que agarrarse sigue mostrando que es uno de los grandes actuales), bien acompañado por Aaron Eckhart y menos por Laura Linney, que tiene poco papel al que agarrarse. No sé cuántas películas le pueden quedar ya en la recámara a Eastwood, me temo que pocas salvo que llegue a la longevidad de Manoel de Oliveira, pero por mí que continúe mientras el cuerpo le aguante, aunque de vez en cuando tropiece.

Nota sobre 10: 8


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