En 1986, la saga Star Trek venía de dos entregas con finales trágicos, y en esta cuarta entrega optó por un tono más ligero, en el que la Tierra estaba amenazada por una nave extraterrestre que buscaba ballenas extinguidas. La tripulación encabezada por Kirk y Spock se trasladaba al pasado para resolver el conflicto, con el consecuente choque entre culturas. Dirigida por Leonard Nimoy, se convirtió en la entrega más taquillera hasta ese momento, aún no siendo de mis entregas favoritas (prefiero la 2, 6 y 8) sí que me parece una de las más divertidas.
Tras los trabajos anteriores de Jerry Goldsmith y James Horner, esta vez se encargó el gran Leonard Rosenman, con resultados muy notables.
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