Hacía 11 años que Víctor García León no hacía ningún largo, tras las prometedoras Más pena que gloria y vete de mí, y ha vuelto con esta notable Selfie. Aunque tenga notorias bajadas de ritmo y quizás le hubiese ido mejor el formato mediometraje, es una muy divertida comedia en formato falso documental, sobre un niño bien hijo de político corrupto, que acaba convertido "más o menos" en seguidor de Podemos. Tiene momentos muy logrados y especialmente una estupenda interpretación del desconocido reparto, encabezado por Santiago Alverú, todo un descubrimiento y muy serio candidato a Goya al actor revelación. Muy recomendable, aunque peque de algo de irregularidad.
Nota sobre 10: 7
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