Mel Gibson hizo un sorprendente debut como director en 1993 con El hombre sin rostro. Sorprendente por la calidad de la película y el tono muy diferente de película e interpretación a los que tenía acostumbrados en sus filmes de héroe. La historia de un hombre con el rostro desfigurado y con un oscuro pasado que ayuda a un joven que tiene dificultades en sus estudios fue un más que prometedor debut del futuro director de Braveheart, La pasión de Cristo, Apocalypto y Hasta el último hombre (por ver todavía su nuevo filme, algo menos bien recibido en EEUU). A Gibson le acompañó un casi debutante y entonces prometedor Nick Stahl y excelentes secundarios como Geffrey Lewis y Richard Masur.
Primera de las tres colaboraciones entre Gibson director y James Horner, y como las siguientes excelente.