Tras un breve descanso por Nochevieja y Año Nuevo, tenía previsto empezar el año con la banda sonora de Objetivo Birmania, caerá mañana si no hay más imprevistos.
Pero con los fallecimientos y homenajes a Ruggero Deodato y Pelé, el pasado jueves se me pasó por alto el fallecimiento del compositor ruso Eduard Artemiev, que trabajó en diversos filmes de Tarkovsky y los Hermanos Mikhalkov-Konchalovsky. Descanse en paz, lo que conozco de él es más que notable y volverá por aquí en otras ocasiones.
He escogido para su homenaje una de las películas más famosas de Tarkovsky: Solaris. Tengo que reconocer que el filme no está precisamente entre mis favoritos, me parece un ladrillo soporífero de mucho cuidado. No he logrado entrar nunca en su historia del psicólogo enviado a una estación espacial en un extraño planeta. Basada en una novela de Stanislaw Lem, nació dicen como respuesta a 2001, creo que dista mucho de su altura cinematográfica y filosófica.
La banda sonora de Artemiev me parece notable, aunque no sea precisamente para echarse unas risas, el tema es muy famoso pero un tanto monótono.
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